martes, 6 de octubre de 2009

91 AÑOS DE RECLAMO: LA REFORMA UNIVERSITARIA


La Reforma Universitaria y la universidad hoy

Históricamente, las iniciativas revolucionarias, ya sea por un motivo u otro, ya sea en un lugar u otro fueron llevadas a cavo por la juventud. Será que en esa etapa de la vida las personas pasan por un período idealista en que creen que todo es posible si se lucha por eso. Será que es insaciable la sed de justicia. Esto ocurre hoy en la Universidad nacional de La Matanza (UNLaM), como ocurrió allá por 1918 en la Universidad de Córdoba con estudiantes que reclamaban una mejora en su educación.

La reforma universitaria de 1918 fue un acontecimiento que marcó la vida de la población estudiantil para siempre. En aquella época las universidades del país habían sido creadas por la Iglesia católica, por lo que la enseñanza estaba marcada por tradiciones clericales, con espíritu estrictamente conservador. Las cátedras estaban dictadas por profesores que eran sus “dueños” y las pasaban de generación en generación. Se producía un ocultamiento de teorías que contradecían las tradiciones bíblicas y personajes como Darwin y Newton sólo eran herejes que no debían ser estudiados.

El malestar del estudiantado se hizo sentir por primera vez en la Universidad de Córdoba cuando la Academia de Medicina decidió suprimir las prácticas médicas en el Hospital de Clínicas por considerarlas inmorales. Hubo movilización, intervención y varios intentos fallidos de democracia. ¿Qué reclamaban los alumnos? Docencia libre, para que se den cursos complementarios que permitan perfeccionar las carreras; cátedras paralelas, para que los alumnos puedan elegir libremente el enfoque de los contenidos; concursos públicos, que permitan que quienes estén más capacitados den las cátedras y se garantice igualdad de oportunidades; y una política de extensión universitaria que permita un acercamiento a la comunidad. ¿Suena familiar?

Parece mentira que en 2009, 91 años después, haya estudiantes que estén reclamando lo mismo. Lo que desencadenó el reclamo de un grupo de estudiantes de la UNLaM fue la separación de cargo de los profesores Juan Mascaró y Mariela Bernárdez que dictaban los dos últimos años de taller de televisión de la Carrera de Comunicación Social. Si bien este grupo de estudiantes de esa carrera, alumnos de los citados profesores ya habían reclamado por insumos y por profesores idóneos, este último hecho provocó la movilización y la realización de una protesta y una radio abierta que funcionó por semanas en el patio de la Universidad.

Los reclamos aún no fueron escuchados, todavía los alumnos tienen que cursar en días, horarios y con únicos profesores, la mayoría de los cuales no provino por concurso. Y se hace cada vez más difícil la concientización de que todos los estudiantes deben reclamar por una mejora en su educación porque no es nada más ni nada menos que su derecho como habitantes de su país. Al escuchar un “Juan y Mariela ya no están, ya fueron” se deja entrever que poco importa la calidad del título obtenido, sino el obtenerlo en sí mismo.

¿Qué universidad le quieren legar a sus hijos los estudiantes que no se involucran en las causas que les competen? Hoy, “las universidades han llegado a ser así fiel reflejo de estas sociedades decadentes que se empeñan en ofrecer el triste espectáculo de una inmovilidad senil”. Parece una frase muy actual, pero fue escrita en el manifiesto liminar redactado por Deodoro Roca en junio de 1918.
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